Yo y el espacio algo escurridizo de noviembre, el espacio algo escurridizo de mi cuerpo, mi mente... Lejos, la tarde enmarañada de la lluvia, la tierna pena del primer amor, las risas en el patio lleno. Lejos la llanura de tus besos, el Olimpo de absurdas esperanzas, lejos. Y ahora, como en una inconcebible fila arrebatada, una tras otra, las penas de mis días, los mal pronunciados juramentos. El silencio atroz que siempre se hizo carne, las tardes de innumerable tedio, y las otras, vorágines del caudaloso río. Mis horas pasadas, las bravías, la juventud llovizna, y la tensa cobardía.