¿Es cierto que se suicida este paraje cansado? Revientan sus paredes pobres, se termina el agua, se cubre de sequía todo el pasto. ¿Es cierto que no tengo nada que llevar? Me llevo muchas cosas, sin embargo, en mis pupilas, las sogas podridas de la hamaca, toda una colección de naderías. ¿Es cierto que el camino no tiene carteles ni guías? No se ve una posada cerca, pero no tiene precio dejar la cama corroída. Sucio está el espejo del patio, como todo, también está en ruinas, y sin embargo encierra a una mujer que fui, y que dejo en mi partida. Y en cada espejo del pasado, cada espejo lejano que se ha roto, perdido o fusilado, se quedan mil mujeres en las que alguna vez me he desdoblado. Me quedo un poco en cada uno de esos mundos tiranos, en cada una de esas jaulas, me quedo un poco en cada estrella, un poco en cada prado. Me voy entera, sin embargo, o eso me digo, cuando callo. El desplazamiento, 2013. Daniela Della Bruna