Es sábado y cae silenciosamente la nieve. Abiertas las cortinas veo su sutil caricia en el aire en el suelo. Engañosa su suavidad si sigue así lento y constante puede acarrear la fuerza de los mares, cerrar las calles los caminos tirar los árboles, dejarnos tras las puertas impotentes. Tengo una piedra en la garganta.