Es sábado
y cae
silenciosamente
la nieve.
Abiertas
las cortinas
veo su
sutil
caricia
en el aire
en el suelo.
Engañosa
su suavidad
si sigue
así
lento
y constante
puede
acarrear
la fuerza
de los
mares,
cerrar las
calles
los caminos
tirar los
árboles,
dejarnos
tras las
puertas
impotentes.
Tengo
una
piedra
en la
garganta.
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