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Un cuentito para ir a dormir

Había una vez una ciudad en una provincia del sur de la Argentina. Por tercera vez organizaban una Feria del Libro. Había una vez un secretario de cultura que organizaba la feria. Varón dijo la partera. Tenía brillantes ideas, una de las cuales fue llamar a esa feria del libro "Mujer" en homenaje o festejo u otra palabra de ese espectro semántico, al protagonismo de las mujeres durante el último año.
Sí, parece un cuento pero es verdad. Qué belleza de gesto, cuánta generosidad. Por fin las mujeres somos consideradas centro de un evento cultural no especialmente hecho por mujeres. Por supuesto abrí el programa inmediatamente, y ahí, justo en ese momento, este cuento se acabó. Las personalidades de la cultura invitadas nada más ni nada menos que de la capital son, en este orden, un escritor varón, un historiador varón, un periodista varón, un filósofo varón, y otro... sí, adivinaste, varón.
Todas primeras figuras y tipos a los que de hecho iría a escuchar, pero digamos que me esperaba alguna mujer, ya que nos hemos destacado tanto este año. Pero no quise ser mal pensada y busqué en los destacados entre los 200 escritores y artistas de la región. Nombraron a veinte, entre ellos, solo seis mujeres. Valiosísimas, representativas, merecedoras del espacio, pero sí, no puedo evitar pensar que... en una feria llamada "Mujer", son pocas.
Después se menciona que habrá muestras de arte de artistas mujeres. Artistas, sin nombre ni apellido, ellas, en general. A quién le importa.
El feminismo nominal, la hipocresía de lo políticamente correcto, la barbarie otra vez, la trivialización de la palabra mujer. No, no voy a tener dulces sueños después de este cuentito.

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