Ir al contenido principal

Día 76 Nadia Anjuman

Nadia Anjuman
1980 – 2005
Afganistán
Asesinada a golpes por su esposo y su familia.
No deseo abrir la boca

No deseo abrir la boca
¿A qué podría cantar?
A mí, a quien la vida odia,
tanto me da cantar que callar.
¿Acaso debo hablar de dulzura
cuando es tanta la amargura que siento?
Ay, el festín del opresor
me ha tapado la boca.
Sin nadie a mi lado en la vida
¿a quién dedicaré mi ternura?
Tanto me da decir, reír,
morir, existir.
Yo y mi forzada soledad
con mi dolor y mi tristeza.
He nacido para nada
mi boca debería estar sellada.
Ha llegado, corazón, la primavera,
el momento propicio del festejo.
¿Pero qué puedo hacer si un ala
tengo ahora atrapada?
Así no puedo volar.
Llevo mucho tiempo en silencio,
pero nunca olvidé la melodía
que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón
me recuerdan que algún día
romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad
y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo
sacudido por el viento.
Soy una mujer afgana
Entiéndase pues mi constante queja.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Tarde otra vez

  El día comienza casi tarde. O esa es la sensación que la acompaña últimamente. Robarle horas al sueño, o que el sueño le robe horas al día, al sol de la primera mañana, y también al sol de la primera tarde, cuando después del trabajo se impone caer desplomada. La vida comienza tarde, piensa, si de posponer el placer se trata, si de aprender a percibir un tiempo otro, un tiempo de viaje, un tiempo de risa, un tiempo fuera del tiempo. Porque se agita un tiempo único, que no vale la pena describir. Está leyendo un libro nuevo, de a ratos, pero es muy largo. Ya no le gustan los libros largos, porque ahí también se pelea contra el tiempo. El tiempo que lleva este libro incluye por lo menos diez libros cortos que podrá anotar como leídos, citar como leídos, fotografiar y publicar como leídos, sentir como leídos. Y en ese acto sentirse productiva, prolífica, lectora. La trampa en los detalles, todo se lo termina comiendo el tiempo termita del consumo. Mira el libro como quien quis...

La caída

No llovió la lluvia que habían anunciado. Lloraron en cambio, de frío todos los perros del baldío. Se conformó otra vez un hombre. Con eso que sabe poco. Con eso que parece más que nada. Mintió otra vez un hombre. Se convenció vanamente de una razón asesina. Se acobardó otra vez un hombre. Obedeció al amo. Abrió la llaga de un hermano. Un hombre que siente que llora. Un hombre que conozco. No llovió la lluvia que habían anunciado. No llovió.