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Día 88 Sepideh Jodeyri


Sepideh Jodeyri
1976
Irán
A las colinas
a todos mis compatriotas en el exilio

Quizás fue mi vida apenas
la que quedó en suspenso
de tus ojos enrojecidos.

¡Corre, oh luz de mi cuerpo, corre!

Quizás fue solo mi negra percepción
como quien se siente culpable
detrás de una puerta.

¡Debería arrasar con todo      del cementerio de Al-Baqi al de Xaravan
Y huir a las colinas!
¡Debería llevar conmigo        las pequeñas canciones del alma
Y huir a las colinas!
¡Debería adoptar                    el nombre a la moda de Teheran
Y huir a las colinas!

¡Corre, oh luz de mi cuerpo, corre!

Una y otra vez grito
apreso tus oídos una y otra vez
y grito...

            ¡El mundo es mi pecado, oh manchas sin sentido!
            ¡El mundo es mi pecado, oh risa sin cuento!
            Y yo soy
            Un grito.

¡Debería llevarme      esos ridículos pecados
y huir a las colinas!

Doce, nuestra cuenta es de doce
el cruel maquillaje de mi rostro           que se ríe de la tierra: ¡es doce!
Y de la grieta que abrí en mi cuerpo    fluyen mil huertos en flor
¡Oh fuentes dormidas! ¡Corred, corred sobre mi cabeza; es doce!

¡Corre, oh luz de mi cuerpo, corre!

¡Oh los carámbanos que cuelgan!
¡Oh las fracturas de mi cabeza!

Os repetís
como se repite la rotación de la tierra
que se prolonga / de sol a sol.

¡Y el aire
que se ha encaprichado y
viene a comerme!

¡Oh Egipto!
¡Oh día superlativo de las mujeres!
¡El rostro que tú revelas
nunca nunca
ensombrecerá
mis ojos!

Y la luz
se ha enterrado en
todos los superlativos.
¡Debería atrapar un poema, el pan y la sangre / y huir a las colinas!

El ranginak que horneamos era más colorido que nuestra sangre
¡Y el amor
al posarse sobre mi cabeza
cayó y
se rompió!

¡Maldita la tumba de mi padre!
¡Que todo lo que tengo es de su propiedad!
¡Debería capturar esas tumbas medio-vivas / y huir a las colinas!

Y lo que queda de todo
y lo que queda de todo
y lo que queda de todo
y el cielo que gira y gira hasta quedarse negro
como los días que no pasarán sobre mi cabeza
como las aguas que sometidas a presión
son las aguas más áridas del mundo
como yo
que no soy mujer alguna
que no soy color alguno
que no soy alma alguna
sino una sombra
que lo deja todo
y se va.

Traducción de José María Martínez, 2015 (a partir de la versión inglesa de la profesora Fereshteh Vaziri Nasab, revisada por la autora)



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