En la estela fría
de la tarde noche
sin luna
se escuchan aún
destellos de gemidos
gritos de guerra
o rebeldía
gritos de angustia.
Se escuchan,
bajo el cielo negro,
los pasos
las palmas
los golpes rítmicos
las danzas.
Se sienten,
en el frío,
las tiernas
voces,
los abrazos.
Se ven,
en la calle,
los ojos húmedos
los secos
las miradas
duras del dolor,
las miradas fuertes
del encuentro.
Se puebla
de ternura
el corazón endurecido,
se llenan las manos
de otras manos.
De risas, también
se puebla esta siembra.
De risas tiernas.
de la tarde noche
sin luna
se escuchan aún
destellos de gemidos
gritos de guerra
o rebeldía
gritos de angustia.
Se escuchan,
bajo el cielo negro,
los pasos
las palmas
los golpes rítmicos
las danzas.
Se sienten,
en el frío,
las tiernas
voces,
los abrazos.
Se ven,
en la calle,
los ojos húmedos
los secos
las miradas
duras del dolor,
las miradas fuertes
del encuentro.
Se puebla
de ternura
el corazón endurecido,
se llenan las manos
de otras manos.
De risas, también
se puebla esta siembra.
De risas tiernas.
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