Se suelta
de los sueños
de la infancia
una niña
tímida
que fue títere
de un viento tibio,
que no quiso
mirar
con ojos grandes
lo que se
chocaba
en todos
los días
sucesivos.
Una niña
que encontró
su hora
la hora
de ver
la verdad
sin más
esquivos,
y tuvo
que entender
que no mirar
era elegir
el peor
entre todos
los caminos.
Por eso
miró de frente
en el espejo
unos raros ojos
que eran míos
y eligió
por una vez
no ser cobarde,
arrojarse sin redes
al vacío.
de los sueños
de la infancia
una niña
tímida
que fue títere
de un viento tibio,
que no quiso
mirar
con ojos grandes
lo que se
chocaba
en todos
los días
sucesivos.
Una niña
que encontró
su hora
la hora
de ver
la verdad
sin más
esquivos,
y tuvo
que entender
que no mirar
era elegir
el peor
entre todos
los caminos.
Por eso
miró de frente
en el espejo
unos raros ojos
que eran míos
y eligió
por una vez
no ser cobarde,
arrojarse sin redes
al vacío.
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