El acto
que asesinó
la espera
se impuso
como un
juguete nuevo
para un niño roto.
Se terminó
el umbral
de miedos
sucesivos.
La impredecible
niebla
en la
garganta.
El acto
que asesinó
la espera
es solo eso.
Un soplo
de arrojo
para un hombre
tieso.
Una lluvia
fresca
en el
dormido
césped.
Una
infatigable
marcha
de libertad.
que asesinó
la espera
se impuso
como un
juguete nuevo
para un niño roto.
Se terminó
el umbral
de miedos
sucesivos.
La impredecible
niebla
en la
garganta.
El acto
que asesinó
la espera
es solo eso.
Un soplo
de arrojo
para un hombre
tieso.
Una lluvia
fresca
en el
dormido
césped.
Una
infatigable
marcha
de libertad.
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