Exilio versión 2007
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Exilio Versión 2018
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El tiempo pasa, absoluto.
Pasan los días, los soles, los climas,
cambian las lunas, para volver a cambiar, y ser las mismas.
Pasan los niños, los jóvenes, pasan
y son luego hombres.
Pasan las navidades, los cumpleaños,
los temores, los casamientos.
Pasan los amores, las ilusiones,
las revoluciones triunfan, y fracasan,
y se caen, y se levantan.
Vencen los injustos, y luego son vencidos,
ganan los buenos, para perder de nuevo,
y pensamos que un átomo es un átomo,
para saber después que son partículas,
y las partículas, hechas de otras partículas.
Pasan los vientos, y los huracanes,
las auroras y los atardeceres…
Pero sigue siendo jueves, sigue siendo martes,
sigue siendo viernes, para ese olvidado,
para ese que ese día ha dejado de moverse
con el movimiento perpetuo,
para ese que mira, desde la orilla,
cómo es eterno y circular,
el devenir de las cosas,
mientras él, que no ha satisfecho su orgullo,
que sabe que morirá sin novedades,
que espera la visita de un perdón esquivo,
lamenta estar en ese costado tieso del camino,
lamenta la noche fría del desencanto,
lamenta la certeza de la impotencia,
de la impotencia de todas sus potencialidades.
Lamenta y solo puede lamentar.
Saber no puede ser otra cosa que su condena.
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Sigue siendo jueves
sigue siendo martes sigue siendo viernes para esa olvidada para esa que ha dejado de moverse con el movimiento perpetuo para esa que mira desde la orilla cómo es eterno y circular el devenir de las cosas. Mientras que ella, que no ha satisfecho su orgullo, que sabe que morirá sin novedades que espera la visita de un perdón esquivo, festeja estar en ese costado pleno del camino, festeja la noche fría del desencanto, la certeza de la impotencia. Saber la suelta de su condena. |
El día comienza casi tarde. O esa es la sensación que la acompaña últimamente. Robarle horas al sueño, o que el sueño le robe horas al día, al sol de la primera mañana, y también al sol de la primera tarde, cuando después del trabajo se impone caer desplomada. La vida comienza tarde, piensa, si de posponer el placer se trata, si de aprender a percibir un tiempo otro, un tiempo de viaje, un tiempo de risa, un tiempo fuera del tiempo. Porque se agita un tiempo único, que no vale la pena describir. Está leyendo un libro nuevo, de a ratos, pero es muy largo. Ya no le gustan los libros largos, porque ahí también se pelea contra el tiempo. El tiempo que lleva este libro incluye por lo menos diez libros cortos que podrá anotar como leídos, citar como leídos, fotografiar y publicar como leídos, sentir como leídos. Y en ese acto sentirse productiva, prolífica, lectora. La trampa en los detalles, todo se lo termina comiendo el tiempo termita del consumo. Mira el libro como quien quis...
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