Siempre
encuentros,
para
despejar
las dudas.
Todavía
comprobar
un poco más
en qué lugar
estamos.
Revisitar
la incomodidad
la usura con que
la propia alma
nos cobra los
desvíos.
La incomodidad
sobre todo,
ese gran
elefante blanco.
Los otros,
que traen
los miedos,
traen también
los mensajes.
Entonces
respirar
observar
por un minuto
qué es lo que
siento.
Pregunta
esquiva.
Qué es lo
que siento.
Qué es
verdad.
Qué es
resabio
de dolores
viejos.
Como siempre,
otra vez,
los encuentros.
Para
sabernos
mejor.
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