Ir al contenido principal

Día 37 Luz Machado

Luz Machado
Venezuela
1916 – 1999

La casa por dentro

La casa necesita mis dos manos.
Yo debo sostener su cal como mis huesos,
su sal como mis gozos,
su fábula en la noche
y el sol ardiendo en mitad de su cuerpo.
Deben dolerme las cortinas y sus gaviotas
muertas en el vuelo.
Conmoverme el jardín y su antifaz de flores dibujado,
el ladrillo inocente acusado
de no haber alcanzado los espejos,
y las puertas abiertas para las recién casadas
con su rumor de arroz creciendo bajo el velo.
Debo atender su réplica del universo,
la memoria del campo en los floreros,
la unánime vigilia de la mesa,
la almohada y su igualdad de pájaros dispersos,
la leche con el rostro del amanecer bajo la frente
con esa yerta soledad de una azucena
simplemente naciendo.
Debo quererla entera, salida de mis manos
con la gracia que vive de mi gracia muriendo.
Y no saber, no saber que hay un pueblo de trébol
con el mar a la puerta
y sin nombres
ni lámparas.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Tarde otra vez

  El día comienza casi tarde. O esa es la sensación que la acompaña últimamente. Robarle horas al sueño, o que el sueño le robe horas al día, al sol de la primera mañana, y también al sol de la primera tarde, cuando después del trabajo se impone caer desplomada. La vida comienza tarde, piensa, si de posponer el placer se trata, si de aprender a percibir un tiempo otro, un tiempo de viaje, un tiempo de risa, un tiempo fuera del tiempo. Porque se agita un tiempo único, que no vale la pena describir. Está leyendo un libro nuevo, de a ratos, pero es muy largo. Ya no le gustan los libros largos, porque ahí también se pelea contra el tiempo. El tiempo que lleva este libro incluye por lo menos diez libros cortos que podrá anotar como leídos, citar como leídos, fotografiar y publicar como leídos, sentir como leídos. Y en ese acto sentirse productiva, prolífica, lectora. La trampa en los detalles, todo se lo termina comiendo el tiempo termita del consumo. Mira el libro como quien quis...

Día 76 Nadia Anjuman

Nadia Anjuman 1980 – 2005 Afganistán Asesinada a golpes por su esposo y su familia. No deseo abrir la boca No deseo abrir la boca ¿A qué podría cantar? A mí, a quien la vida odia, tanto me da cantar que callar. ¿Acaso debo hablar de dulzura cuando es tanta la amargura que siento? Ay, el festín del opresor me ha tapado la boca. Sin nadie a mi lado en la vida ¿a quién dedicaré mi ternura? Tanto me da decir, reír, morir, existir. Yo y mi forzada soledad con mi dolor y mi tristeza. He nacido para nada mi boca debería estar sellada. Ha llegado, corazón, la primavera, el momento propicio del festejo. ¿Pero qué puedo hacer si un ala tengo ahora atrapada? Así no puedo volar. Llevo mucho tiempo en silencio, pero nunca olvidé la melodía que no paro de susurrar. Las canciones que brotan de mi corazón me recuerdan que algún día romperé la jaula. Volando saldré de esta soledad y cantaré con melancolía. No soy un frágil álamo s...

La caída

No llovió la lluvia que habían anunciado. Lloraron en cambio, de frío todos los perros del baldío. Se conformó otra vez un hombre. Con eso que sabe poco. Con eso que parece más que nada. Mintió otra vez un hombre. Se convenció vanamente de una razón asesina. Se acobardó otra vez un hombre. Obedeció al amo. Abrió la llaga de un hermano. Un hombre que siente que llora. Un hombre que conozco. No llovió la lluvia que habían anunciado. No llovió.