Ir al contenido principal

Estalló el verano*

 


El verano es un espacio temporal atravesado por multiplicidad de sentidos sociales que han variado a través de los años. Uno de estos sentidos lo erige como sinónimo de vacaciones. En este número de Dame una MAG vamos a navegar por dos novelas que tienen el tiempo de las vacaciones y el verano como escenario de la acción, pero también como personaje subyacente. El momento que habilita que sucedan cosas que, en el otro tiempo orquestado por el trabajo, no aparecerían.

Saltar el charco

El tiempo, los vínculos familiares, las lógicas laborales contemporáneas y el carnaval atraviesan Castillos,  la novela de Santiago Craig, editada el año pasado por Entropía.

Julián y Elvira, un matrimonio joven con dos hijos, planifican unas vacaciones en Uruguay. Julián vive tejiendo historias en su mente y se ha propuesto no pensar en sus cuentos estas vacaciones, vivir el momento. Pero se le hace muy difícil conectar con su presente, se encuentra perdido en reflexiones y pensamientos mientras viajan en el catamarán o sus hijxs juegan en la playa.

Un robo en la cabaña que alquilaron lxs deja sin dinero y documentos y a partir de ahí la novela comienza a tomar otra dimensión. Se construye magistralmente un clima misterioso… pareciera que el pueblo se confabula para que la familia no se vaya nunca. Elvira se intranquiliza, hay que volver a Buenos Aires. Pero Julián se encuentra de golpe fantaseando con quedarse allí para siempre.

Castillos es una novela absolutamente contemporánea que retrata los vínculos en la ciudad, el impacto de las nuevas relaciones laborales y el uso de la tecnología, todo en relación al horizonte existencial de un hombre y una mujer que se eligen, se aman y tienen mucho por compartir, pero también tienen un universo particular. Esto es especialmente destacable: la posibilidad de ver la individualidad y la pareja, la familia, emergiendo en un espacio sin las horas de trabajo, el latido de la ciudad y la mediación tecnológica.

La interferencia de esta última en la vida privada y el trabajo es otro punto fuerte: “Antes, se decían, las cosas no eran así. Sus padres iban a sus oficinas, hacían lo que tenían que hacer y después volvían. Tenían una rutina que los encarrilaba, sabían que había un tiempo del trabajo, un tiempo del descanso. Ahora a cualquier hora llegaba una exigencia. Fuera lo que fuera que dijera cualquier mensaje, cualquier correo, cualquier alerta en el celular, su ruidito, su luz breve, reclamaba una atención urgente.”

“Fran, ¿te vas de vacaciones?”

Pretend It`s a city”, es una serie de charlas entre la escritora Fran Lebowitz y Martin Scorsesse, dirigida por él mismo y producida por Netflix. En el capítulo 3 nos encontramos con una anécdota de la escritora, que bajó de su edificio una mañana con maletas para tomar un vuelo y un vecino le preguntó si se iba de vacaciones. Esta fue su respuesta:

Le dije que no. ¿Vacaciones? No. `Hago estas entrevistas, me voy a trabajar’, le contesté. (…) Pero en cuanto a ir a lugares, es increíble que se haga por placer. Cuando veo a la gente que se va de vacaciones pienso: ¿Qué tan horrible es tu vida? ¿La pasas tan mal que llegas a pensar que sería más divertido tomar a los niños e ir con todo el equipaje al aeropuerto, hacer fila, soportar gritos de unos idiotas, salir tarde y aguantar el hacinamiento? ¿Es eso mejor que la vida cotidiana?”.

La vida cotidiana era, efectivamente, bastante complicada para varixs de lxs protagonistas de Vida de lago, de David James Poissant (Edhasa, 2020). Cuando un matrimonio mayor, al borde del retiro, decide vender la casa del lago, invita a sus hijos y sus parejas a un fin de semana de despedida. Todo comienza con la tragedia de unxs vecinxs nuevxs, cuando cae al lago un niño de cuatro años desde una embarcación y nadie puede rescatarlo. Esta tragedia despierta el recuerdo de otra: una muerte que es un secreto familiar.

La maestría de la novela es que nos transmite todos los puntos de vista. Cada día tendrá un momento que hará foco en un personaje, su pasado, su presente. La casa del lago y el tiempo de las vacaciones comienzan a cobrar protagonismo. Porque esa casa significa más de lo que piensan los hijos, y su venta no es un simple cambio de planes para el matrimonio. En los hijos también despierta el recuerdo: “Thad va a extrañar esta casa, la casa de los veranos, de los juegos de cartas y de la herradura, del pescado frito y la música y los helados y el amor. Pero esta no es la casa que Thad recuerda.”

Las horas comienzan a estirarse, permitiéndonos en tan solo tres días ver como un encuentro familiar lejos de la rutina de cada una de las tres parejas, hace aflorar secretos y conflictos personales, familiares y de pareja y los confrontan con la realidad de sus elecciones de vida y sus vínculos.

El dolor y las formas de transitarlo quedan de manifiesto, sobre lo que reflexiona uno de los personajes: “Hoy, Lisa quería hablarle a la madre de Robbie sobre June, quería prometerle que no está sola. Al menos, Marcy salvó a Wendy de esto, ¿porque desde cuándo el dolor compartido es un consuelo? ¿Desde cuándo, en los momentos más terribles y más oscuros, ayuda saber que otros también sufren? Mejor dejar a Wendy en paz con su familia, con su dolor.”

Ese tiempo idealizado

 “Necesito vacaciones” es una frase que muchxs hemos pronunciado en algún momento. Y las vacaciones que alguna vez se consideraron un derecho, ahora parecen más bien un privilegio si miramos a un mercado laboral lleno de trabajadores precarizados y “valientes” emprendedores. Pero lxs que sí acceden, ¿de qué manera lo hacen? ¿A qué precio? ¿Supone un descanso? ¿Un disfrute? ¿Es el escape de una vida que no se soporta? ¿Fantasean con no volver? ¿Cómo les resulta la convivencia familiar? ¿Se transforman en otro objeto de consumo?

En ese tiempo idealizado pueden aparecer cosas no planeadas y ahí se abre la brecha, como les sucedió a varios personajes de Castillos y Vida de Lago, para poder realmente dimensionar la vida que llevamos. De nosotrxs dependerá si lo enfrentamos o huimos de vuelta a la cotidianeidad como de un mal sueño.


*Publicado originalmente en revista digital Dame una Mag, Nro. 8 (febrero 2021)

http://dameunamag.com/

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día 30 Delfina Acosta

Delfina Acosta Paraguay 1956-… Poesía Sólo tu voz es dulce, poesía, porque por ella he sido yo narrada. Con tierna obstinación tus ojos pones donde clavé, vencida, mi mirada. Ya te mandaron a morir, mas tú como una flor del campo te levantas. La hoguera preparada para ti en tus lozanos pétalos se lava. Porque eres mustia entre las bestias todas, garza de invierno, yo te siento hermana. Vestimos un amor desesperado, que nos desnuda el pecho y las espaldas. Debajo de borrascas vas y vienes como una cabellera de palabras y enferma caes de capullos nuevos, de aroma fresco y pena enamorada.

Día 10 Magda Portal

Magda Portal Perú 1900-1989 Mar de alegría Yo soy un mar porque no hubiera sido un río Un mar sin cauces De verdes alegrías I de profundas soledades Un mar abarcador de la Vida i la Muerte del que parten i al que confluyen todas las fuerzas de la Vida Yo soy un mar como ese mar en calma que ven mis ojos i que ciñe la Tierra con su soberbio beso blanco Yo soy un Mar pupilas de crepúsculo i voz de aurora Como ese mar azul al que yo desperté en mi primer viaje Aquel mar de los brazos abiertos de la perenne juventud Donde se posa mi Esperanza gaviota blanca con las pupilas rosas Yo soy un Mar El uso de puntuación y ortografía respeta el estilo de la autora.

Día 23 María de los Ángeles Popov

María de los Ángeles Popov Afrocolombiana 1969 Lado a lado Al otro lado de mi cuerpo, hay un río. Un pedazo de tierra, un monte público. Al otro lado de mi cuerpo sueñan grillos. Se siembra arroz ardiente, tilo, sexo, trigo, besos aromáticos, manzanilla, té menstruado, anís, vino. En medio de mis piernas, corren los ríos. Mis caderas en forma de cascada, y un hombre doméstico. Al otro lado de mi cuerpo se podan cidros, se injertan ombligos, la tierra suda con el agua. La luna tiene coito con el verano, mi boca poliniza tu oído. Para pasar mi cultivo atraviesas el río. Un canalete erecto y un bote ebrio. Te bajas del bote de un brinco. No mojes tu destino. Quieres buscarme, ubícame en tus sentidos. Gusto para abrazarme, vista para sexuarme, tacto para escucharme, olfato para mi cosecha arrodillada. Al otro lado de mi cuerpo hay un río.