Siempre encuentros, para despejar las dudas. Todavía comprobar un poco más en qué lugar estamos. Revisitar la incomodidad la usura con que la propia alma nos cobra los desvíos. La incomodidad sobre todo, ese gran elefante blanco. Los otros, que traen los miedos, traen también los mensajes. Entonces respirar observar por un minuto qué es lo que siento. Pregunta esquiva. Qué es lo que siento. Qué es verdad. Qué es resabio de dolores viejos. Como siempre, otra vez, los encuentros. Para sabernos mejor.